Carbonera

Otro de los oficios típicos de Murieta era el de carbonero. Como es lógico, hablamos de carbón vegetal, que nada tiene que ver con el mineral. Este carbón se forma a partir de madera, material abundante nuestros montes.

El proceso de obtención de carbón partía de la cocción de la madera, para lo que había que elevar la temperatura hasta los 700 ºC en ausencia de oxígeno, para que no se quemara la madera y se obtendría el carbono con una pureza de hasta el 95%. Este proceso lo llevaban a cabo los carboneros, que se encargaban de cortar la madera, transportarla hasta el lugar escogido y formar la carbonera. Cabe recordar que las carboneras estaban compuestas por hasta 50 toneladas de madera. El proceso podía durar hasta 4 semanas, en las cuales el carbonero debía de estar prácticamente las 24 horas pendiente para que no se hundiera la carbonera y se alterara el proceso.

El modo de formar la carbonera era todo un arte, ya que de ello dependía el que funcionara correctamente. Según nos cuentan los últimos descendientes de carboneros, primero se colocaban los troncos más gordos para, poco a poco, ir componiendo la estructura con material más fino hasta sellarla con ramas de boj.

Por último, se tapaba con tierra. En la parte superior se dejaba un orificio por donde se metía el fuego para encender la carbonera. También se dejaban respiraderos, tanto en la parte superior como en la inferior.

Una vez finalizada la cocción, se dejaba enfriar varios días y, el carbón obtenido se cargaba en sacos para venderlo. Sus usos eran múltiples: asado de carne en barbacoas, fabricación de pólvora, como filtro natural, para alimentar las fraguas y ferrerías o para el secado de jamones.

Una variante de las carboneras eran los denominados ciscos, los cuales eran estructuras mucho más pequeñas de las cuales se obtenía el carbón vegetal de menos calidad, destinado a hornillos para calentar las estancias de las viviendas, entre otros usos.